La importancia del cepillo y seda dental

Se puede encontrar un sinfín de variedades en el mercado, pero sabes cuáles son más efectivos o cuál es la técnica para usarlos correctamente. Averígualo aquí.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades bucodentales son producto de diversos factores de riesgo modificables como la ingesta de azúcar, el consumo de tabaco y de alcohol, la higiene deficiente y determinantes sociales y comerciales. Por esto, la limpieza bucal, por lo menos 3 veces al día, es clave para tener una buena salud oral, sumado al control de las demás causas. Para lograr este objetivo hay dos elementos que no pueden faltar en el proceso para mantenerte libre de caries y otras infecciones.

El cepillo dental

Es fundamental porque permite controlar de manera mecánica la eliminación de placa bacteriana que se adhiere firmemente sobre la superficie dental, en los espacios interproximales y de los surcos gingivales y que, por cierto, es el principal agente causante de las enfermedades bucales.

El Dr. Eduardo Salas, Jefe del Área Dental de Vidaintegra, explica que a la hora de elegirlo, hay que fijarse que tenga una alta densidad de cerdas y que estas sean suaves, ya que al tener flexibilidad son más efectivas a la hora de remover la placa bacteriana sin dañar los dientes ni las encías. Por su parte, un cepillo de cerdas medianas o duras puede producir retracción de las encías o, al cepillarse de manera muy enérgica, puede provocar pérdida de esmalte y cuadros de hipersensibilidad dentaria.

También se sugiere que tengan filamentos rectos y con un cabezal pequeño para poder alcanzar los lugares de menor acceso como los últimos molares o las caras internas de los dientes. Además, es ideal que cuente solo con cerdas para limpieza, sin otros elementos de goma como masajeadores de encías o limpiadores de lengua.

Con respecto a los cepillos eléctricos se recomiendan a pacientes que tengan algún grado de discapacidad o de limitación en la movilidad, pero para el resto de los pacientes, lo ideal es tener un cepillo dental tradicional con las características mencionadas.

La técnica correcta de cepillado consiste en colocar el cepillo dental sobre la superficie de los dientes en un ángulo de 45 grados y realizar un movimiento vibratorio desde arriba hacia abajo, pasando por todas las piezas dentales. Este proceso debe tardar por lo menos de 2 a 3 minutos.

Respecto al uso de las pastas de dientes, en general, se aconseja poner una cantidad similar al tamaño de un guisante o lenteja. Sin embargo, lo importante es el cepillado, ya que la pasta no elimina la placa bacteriana, sino que la presencia del flúor favorece los procesos de mineralización o prevenir la aparición de caries, dando mayor resistencia al esmalte.

No hay que olvidar que es recomendable cambiar el cepillo por lo menos cada 3 meses o cuando las cerdas comienzan a verse despeinadas.

La seda dental Es una gran coayudante en la higiene bucal, que debe ser utilizada antes del cepillado porque va a eliminar de una manera más completa los restos de placa bacteriana que pudieran quedar en los espacios interproximales. Se sugiere usar una seda dental con cera.

El método para utilizar este elemento es cortar un trozo de 40 centímetros, enrollarlo entre los dedos índices y medios de cada mano e introducir la seda entremedio de los dientes con un movimiento de sierra, de arriba hacia abajo. “Cuando la seda llega al borde de la encía, lo que hacemos es curvarla o presionarla contra los dientes y deslizarla suavemente por el espacio que queda entre la encía y el diente. Lo importante es hacer ese movimiento de forma suave, nunca aplicar fuerza o violencia en esa zona, porque si no vamos a desgarrar los tejidos gingivales”, agrega el profesional.

La seda dental se recomienda en pacientes mayores de 14 años y sobre todo, quienes tengan espacios de difícil acceso y dientes apiñados, puesto que podrán eliminar de manera correcta y eficiente la placa bacteriana que esté en ese sector.